jueves, 26 de marzo de 2009

EL FIN DE LA EDAD ANTIGUA Y CARACTERISTICAS DE LA EDAD MEDIA

El Cristianismo
La religión cristiana surgió en torno a la persona de Jesús de Nazaret, nacido en Palestina en el año 753 de la fundación de Roma y año cero de la era cristiana, durante el gobierno de Augusto. Desde el 63 a. C. la zona de Palestina había sido ocupada por las legiones romanas comandadas por Herodes Antipas, con el título de rey. La comunidad judía, a la que pertenecía Jesús y su familia, estaba regida por un Consejo o Sanedrín, presidido por un rabino elegido por el procurador romano.
Quién fue Jesús?
Jesús nació en Belén, hijo de María y José, vivió unos 30 años en Nazaret trabajando como carpintero junto a su padre. Luego partió a recorrer Judea durante tres años propagando sus ideas, llamándose a sí mismo el Mesías (Cristo en griego = el Ungido) y el hijo de Dios. Doce discípulos, los apóstoles, lo acompañaron durante ese tiempo. Las enseñanzas de Jesús molestaron tanto a las autoridades romanas como a las judías del Sanedrín y fue condenado a muerte y crucificado en la pascua del año 33.
¿Cuáles eran sus ideas?
Las ideas de Jesús implicaban una verdadera revolución. Decía que todos los hombres son iguales ante Dios y que la salvación no dependía de la fortuna o de la práctica de ritos o ceremonias, sino de la fe y las buenas acciones de los individuos. Proponía la caridad y el amor al prójimo como normas de vida con relación a todos los seres humanos, incluso a los enemigos. La recompensa a los sufrimientos de este mundo estará en la otra vida en el cielo al que se accederá tras el juicio final. Negaba el egoísmo, la hipocresía y la vanidad. Le quitaba el carácter divino al emperador al decir "Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios".
¿Por qué se difundió tanto el Cristianismo?
Mucha gente estaba descontenta con los viejos credos basados sobre todo en la obediencia a las normas y ritos pero con poco contenido espiritual. El cristianismo venía a proponer una esperanza de cambio y salvación para los más pobres y olvidados en una época de cruel explotación y desesperanza. Jesús y sus seguidores predicaban sobre todo con el ejemplo, llevando una vida sana y solidaria, rechazando la riqueza y el poder y entregando sus vidas por defender sus ideas. La coherencia entre la palabra y la acción le valió la adhesión de mucha gente primero en Palestina y luego en todo el Imperio Romano.
¿Cómo eran las primeras comunidades cristianas?
Los discípulos de Jesús afirmaron que tras su muerte había resucitado y escendido al cielo. Este hecho confirmaba para ellos el origen divino de Jesús. Estos primeros cristianos se organizaron en comunidades que carecían de jerarquías y dónde todo se compartía. La ayuda mutua era la base de la vida en estas comunidades a las que se accedía tras el bautismo. El nuevo miembro se incorporaba a la Iglesia (en griego Ecclesia = Asamblea) y se dedicaba a predicar las enseñanzas de Jesús.
De las persecuciones a la religión oficial
En un principio los romanos no distinguieron a los cristianos de los demás judíos, pero a partir de Nerón se hicieron frecuentes las persecuciones contra los seguidores de Jesús que predicaban las enseñanzas impartidas por los apóstoles Pedro y Pablo en Roma. En el año 64 d. C. un incendio destruyó parte de la ciudad de Roma y Nerón acusó de elloa los cristianos desatando una violenta persecusión sobre ellos. Los cristianos, que eran monoteístas, se negaban a adorar a los múltiples dioses romanos y a reconocer el carácter divino del emperador, lo que era visto como un mal ejemplo por las autoridades imperiales, a lo que se sumaba que la doctrina cristiana era consideraba peligrosa por predicar el fin de los privilegios y la igualdad entre los hombres. No todos los emperadores persiguieron a los cristianos, Trajano y Adriano, los toleraron y los dejaron practicar su religión. El emperador Constantino se convirtió al cristianismo y a partir de allí esta religión se convirtió en la oficial.
Los padres de la Iglesia
Al ascender Jesús a los cielos encomendó a Pedro la conducción de la Iglesia, transformándose así en el primer Jefe del Catolicismo. A partir de la conversión de Constantino, el obispo de Roma, llamado Papa o Sumo Pontífice gobernará a los católicos de todo el mundo. A partir del siglo IV surgieron grandes escritores que se dedicaron a difundir la doctrina cristiana, como San Jerónimo (331-420) que tradujo La Biblia del original hebreo al latín; San Agustín (354-430), el más famoso de los "Padres de la Iglesia" y uno de los más grandes pensadores cristianos.
Los textos cristianos
El Nuevo Testamento, compuesto por las epístolas (cartas) de San Pablo escritas durante los años 41 y 61, los Evangelios o relatos de la Buena Nueva, compuestos después del año 70 por cuatro discípulos, de los cuales dos San Juan y San Mateo conocieron a Jesús). La Buena Nueva es la salvación prometida a los que creen en Dios y en Jesús, su hijo: un cristiano debe creer firmemente en Cristo, esperar todo de su bondad, manifestar hacia su prójimo caridad y amor y llegar a desprenderse de todos los bienes materiales.
La división
A partir de que el catolicismo se transformó en religión oficial fue creciendo su poder e influencia política. En el siglo XV el sacerdote alemán Martín Lutero (1483-1546) realizó una protesta contra el poder de los Papas acusándolos de alejarse de las enseñanzas de Jesús que predicaba que no había que hacer tesoros en la tierra. Esto produjo una ruptura dentro del cristianismo , por un lado la Iglesia Oficial de Roma y por el otro los seguidores de Lutero, conocidos como Protestantes o Luteranos que proponen la libre interpretación de La Biblia, la posibilidad para los sacerdotes de contraer matrimonio y combaten la propiedad de bienes terrenales en manos de la Iglesia.
¿Por qué cayó el Imperio Romano?
Los grandes hechos y procesos históricos nunca tienen una sola causa, son multicausales. Este es el caso de la caída del Imperio Romano cuya decadencia comienza en el siglo III y culmina con la invasión de Roma por los germanos en el año 476.
¿Qué es una crisis?
Es un período de cambios y transformaciones en el que lo viejo es cuestionado pero no desaparece del todo, sino que se transforma en algo nuevo y diferente. Esto es lo que ocurrió en Roma a partir del siglo III cuando la capital comenzó a perder su tradicional autoridad como centro del Imperio y las provincias adquirieron cada vez más autonomía. El Imperio era muy grande y difícil de controlar. Cada uno de los ejércitos regionales trataba de imponer a sus generales como emperadores provocando conflictos internos y aumentando la debilidad de Roma.
La crisis política, social y económica del Imperio se fue agravando progresiva¬mente porque:
• Los romanos dividieron el imperio para mejorar la administración. Los emperadores administraban mal el Estado, pro¬vocando gastos innecesarios y el descontento de la población.
• El ejército se dedicaba a luchar por el poder en lugar de cuidar las fronteras.
• Se aumentaron los impuestos para poder mantener el doble de funciona¬rios y soldados
• La población se empobreció aún más debido a la enorme presión impositiva y tendió a abandonar las ciudades para escapar de los recaudadores de im¬puestos, radicándose en las zonas rurales.
• El comercio y la producción decayeron por el empobrecimiento de la po¬blación.
• El sector occidental del Imperio se perjudicó con la división, quedando mal protegido de los pueblos bárbaros, que atacaban cada vez más seguido a las ciudades de las provincias romanas
• Los ataques de los bárbaros perjudicaron aún más la producción agrícola porque el Estado reclutaba campesinos para el ejército a fin de reforzar la defensa de las fronteras. Esto restaba gente para trabajar en los campos.
• La inseguridad general provocó el aumento del bandidaje y la delincuen¬cia en campos y ciudades.
El sector occidental del Imperio entró en un proceso de decadencia que facilitó la entrada de pueblos bárbaros a Roma.
Quiénes eran los bárbaros
Roma, al expandirse y conformar un imperio, conquistó a muchos pueblos. Entre los pueblos conquistados estaban los bárbaros, que eran los primitivos habitantes de Europa. Pero los bárbaros eran un único pueblo sino muchos y muy diferentes. De todos ellos nos interesan en especial los germanos -un conjunto de tribus del norte y del centro de Europa ¬porque fueron quienes destruyeron el Imperio Romano de Occidente.
Los romanos llamaban bárbaros, en general, a todos los pueblos extranjeros que vivían en los límites del imperio. Estos pueblos conformaban unos conjuntos de tribus -visigodos, ostrogodos, sajones, francos, etc.- que tenían una organización social común: eran sociedades de pastores y agricultores que vivían en pequeñas aldeas en la región de Germania, en el centro de Europa. Además de la produc¬ción para la subsistencia, su actividad principal era la guerra.
Hasta el siglo III d.C. las tribus germanas -nombre correcto de estas tribus bárbaras- se mantuvieron fuera de los límites del Imperio. Luego, aprovechando las consecuencias de la crisis y el debilitamiento del poder de Roma sobre los territorios, comenzaron a realizar incursiones militares con la intención de ocu¬par mejores tierras. Los romanos, que nunca pudieron conquistados, establecie¬ron pactos con los germano s y les permitieron afincarse dentro del Imperio a cambio de que respetaran la autoridad de Roma.
A medida que el poder de los romanos se debilitaba, los germanos fueron avanzando hasta que ocuparon la ciudad de Roma y destituyeron al emperador.
Este proceso afectó a la región occidental de Imperio. La región oriental si¬guió existiendo con el nombre de Imperio Bizantino.
Un tema para pensar: ¿Por qué creés que un conjunto de tribus con una organización social más simple que la de Roma logró destruir a uno de los impe¬rios más importantes de la Antigüedad? ¿Las tribus germánicas fueron la causa de la destrucción del Imperio Romano o el desencadenante de un proceso más complejo?
Caídas que marcaron la Historia
Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 se inicia la Edad Media, que termina con la caída del Imperio Romano de Oriente en 1453. Entonces comenzará la Edad Moderna, pero esa es otra historia.

LA EDAD MEDIA Mil años de historia europea
En la Unidad anterior estudiaste el proceso de formación de la cultura occi¬dental en Grecia y Roma, sus particulari¬dades políticas y sociales, y la transforma¬ción del mundo del Mediterráneo luego de la crisis que se produjo en el Imperio Romano a partir del siglo III d.C.
Las características principales de esa transformación fueron: la ruralización de la sociedad -la mayoría de la población se fue a vivir., al campo; y las actividades rura¬les tendieron a reemplazar a las urbanas- y el fin de la centralización política del Imperio Romano.
Este proceso es conocido Por los historiadores- como una transición. Habla¬mos de' transición cuando se producen cambios muy profundos en una sociedad que modifican sus características princi¬pales, pero que no llegan a conformar una sociedad nueva. En, una transición los ele¬mentos de la antigua sociedad conviven con los de la nueva. Por ejemplo, si lo com¬paramos con la vida de una persona, po¬demos decir que la adolescencia es un período de transición donde conviven ele¬mentos de la niñez con los de la adultez. Ya no sos un niño, pero tampoco te trans¬formaste en un adulto.
Luego del proceso de transición sur¬gió un nuevo tipo de sociedad en Europa, que los historiadores llaman "feudalismo".
Nos interesa que estudies este período, porque la sociedad que se generé en aquella época fue la que conquistó América e impuso el idioma español y la religión cristiana a los pueblos americanos.
Mientras esto sucedía en Europa, en América las sociedades de agricultores pastores se fueron transformando en importantes civilizaciones que crearon ciudades y estados muy poderosos -como la maya, azteca e inca-
Veamos ahora las líneas de tiempo para comparar los procesos que se esta¬ban dando en Europa y en América.
La época medieval
Se llama Edad Media o Medioevo al período de la historia comprendido desde la caída del Imperio Romano de Occidente, en el año 476, hasta la toma de Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente, por los turcos, en 1453.
La característica del mundo romano había sido su unidad: un mismo gobierno, la misma lengua, las mismas leyes, la misma cultura. En cambio, en la Edad Media, la historia del mundo occidental se diversifica.
Deben reconocerse, básicamente, tres áreas de cultura diferentes:
• Europa Occidental: los pueblos "bárbaros" que invadieron el Imperio de Occidente asimilaron su cultura y dieron origen a nuevos reinos.
• Europa Oriental: se mantuvo el Imperio de Oriente, que resistió durante mil años los ataques de los pueblos bárbaros y de los árabes.
• El mundo árabe: extiende sus dominios por Asia, África y penetra en Europa por España.
La Edad Media comienza
Los romanos llamaron "bárbaros" a los pueblos que no formaban parte de la cultura latina. Entre estos pueblos se diferenciaban esencialmente tres grandes grupos: uno era el de los germanos, que habitaban más allá del Rin y del Danubio. Comprendía diversos pueblos como los francos, los alemanes, los sajones y los godos. Otro grupo era el de los eslavos (polacos, servios, moravos), que habitaban en el norte y este de Europa. El tercer grupo era el de los mongoles (fineses, húngaros, hunos, búlga¬ros), que vivían en Asia.
Los germanos eran los vecinos más próximos a los romanos. Tenían elevada estatura, cabellos rubios y ojos azules. Habitaban en cabañas de madera y paja que se agrupaban en aldeas.
Poseían un gran sentimiento de familia; el padre ejercía gran autoridad. No tenían leyes escritas, pero eran muy respetuosos de las costumbres establecidas.
Eran politeístas. El más importante de sus dioses era Odín, que habitaba un paraíso llamado Walhalla.
A ese paraíso iban los guerreros que morían en el combate.
Al comienzo, los germanos fueron penetrando dentro de los límites del imperio pacíficamente. Unos se instalaron como agricultores o artesanos cuandos los romanos fueron abandonando esas tareas. Otros se enrolaron en el ejército, ocupando los lugares que los romanos iban dejando.
Más tarde, la invasión se hizo violenta. Los hunos penetraron en Europa y los germanos que vivían fuera del imperio abandonaron apresurada¬mente sus tierras, empujados por el avance de los hunos, atacando las ciudades y aldeas y apoderándose de todo lo que tuviera algún valor. En el año 405 la gran invasión de los germanos estaba compuesta por más de 500000 personas. En 476, Odoacro, rey de los hérulos, destronó al último emperador romano, con lo que terminó el Imperio Romano de Occidente.
Estas invasiones tuvieron grandes consecuencias:
• El Imperio Romano desapareció. En su lugar se formaron reinos independientes, algunos de los cuales son el origen de actuales países, por ejemplo: el de los visigodos en España, el de los francos en Francia, e de los ostrogodos en Italia .
• Con el paso de los años, los invasores aprendieron los usos, costum¬bres, arte y legislación de los romanos. La Iglesia influyó sobre los bárbaros; les hizo abandonar sus creencias y los convirtió al cristianismo.
El Imperio Bizantino
Mientras el occidente de Europa caía en manos de los bárbaros, el Imperio Romano de Oriente conseguía resistir. Durante el siglo V alcanzó su máximo esplendor bajo el reinado de Justiniano.
Este gobernante estaba dispuesto a rescatar los territorios del Imperio de Occidente que los bárbaros habían ocupado Sus generales arrebata¬ron Italia a los ostrogodos y quitaron a otros pueblos germánicos regiones vecinas al Mediterráneo.
Después de la muerte de Justiniano, el Imperio Bizantino debió soportar las invasiones de los persas, los ár?bes y los bárbaros, pero logró defen¬der su existencia con altibajos de esplendor y decadencia. Recién en 1453 los turcos conquistaron Constantinopla.
El Imperio Bizantino conservó la cultura grecorromana. Tuvo un arte brillante con características propias. Se expresó, sobre todo, en la cons¬trucción y decoración de iglesias. Entre éstas sobresale la de Santa Sofía, consagrada a la sabiduría divina.
El latín fue abandonado como lengua oficial y se lo reemplazó por el griego. En literatura se cultivó particularmente la historia, ciencia en la que sobresalió un pensador llamado Procopio.
La religión dio lugar a continuas luchas, pues en cada época trató de predominar una secta de las diversas que poblaban el Imperio. Además, se produjo un progresivo distanciamiento del Papa.
En el siglo XI, el patriarca de Constantinopla separó su iglesia, a la que llamó "ortodoxa", de la católica que obedecía al Papa.
Los árabes
La historia. Los árabes contituían para la época romana, tribus nómadas que ocupaban la península de Arabia. Es ésta un extenso desierto, are¬noso y cálido; sólo en el litoral del mar Rojo hay pequeñas llanuras fértiles.
Veneraban una piedra negra llamada Kaaba, que se hallaba en la ciudad de La Meca; allí era visitada anualmente por gran número de peregrinos.
En el siglo VI, Mahoma predicó una nueva religión que se denominó Islamismo. Sus enseñanzas están contenidas en el Corán, libro sagrado de los árabes.
Mahoma proclamó la guerra santa y, al frente de tribus belicosas, emprendió la conquista de los pueblos que no practicaban sus creencias. Cuando murió, sus sucesores extendieron el imperio hasta Palestina, Siria, Persia, Turkestán, parte de la India, Egipto y el norte de África. Penetraron en Europa por el estrecho de Gibraltar. Permanecieron en España durante ochocientos años. Los antiguos habitantes de la península reconquistaron paulé;ltinamente el territorio en una lucha que terminó hacia 1492, cuando los reyes católicos tomaron Granada.
La civilización. Los árabes no fueron creadores de una cultura original.
Asimilaron lo mejor de lOS pueblos conquistados y lo combinaron grandio¬samente con un elevado sentido artístico.
En materia de arte, fabricaron tapices, muebles finos, joyas y porcela¬nas de gusto exquisito. Edificaron suntuosos palacios y templos (llamados mezquitas)' que se caracterizan por la gran variedad de formas y la riqueza de la omamentación. Su elemento más destacado es el arco, generalmente en forma de herradura. En literatura, cultivaron en especial el cuento, la fábula y la poesía. En materia científica alcanzaron un gran nivel que influyó sobre todo el Occidente. Inventaron el sistema de numeración que utilizamos actual¬mente. Crearon las primeras clínicas y escuelas de medicina.
Europa occidental
ASPECTO CARACTERISTICAS
Político Atomización fragmentación del poder político en manos de los señores feudales

Económico Economía cerra¬da o de autosuficiencia. La agricultura, principal activi¬dad económica, El co¬mercio y la vida en las ciudades decayeron. La mayor parte de la población vivía en el campo.(vida rural) Se formaron entonces grandes enti¬dades autosuficientes (que se bastaban a sí mismas)los seño¬ríos o dominios agrarios, bajo ju¬risdicción de un noble, el señor .desaparición de la moneda uso del trueque
social Sociedad estamental (cada miembro de la sociedad ocupa un lugar en ella a partir de sus funciones) luchar rezar y trabajar no había movilidad social y el que nacía pobre moría pobre. Estos tres estamentos eran los Caballeros (los que luchaban) los sacerdotes (los que rezaban) y los campesinos (los que trabajaban). Los campesinos eran el sostén económico de los sacerdotes y los caballeros.

Cultura visión del mundo Teocentrista el centro de la vida de los hombres del medioevo era la religión la institución mas importante fue la iglesia La Iglesia llegó a conformar un verdadero Estado, liderado por el Papa, El poder y la influencia de la Iglesia en la Edad Media se de¬bió también al papel que desempeñó en la cultura de la época. Los clérigos eran los únicos que sabían leer y escribir; los mo¬nasterios europeos conservaron las obras de la antigüedad clá¬sica y se convirtieron en centros de producción de libros donde los monjes copiaban, traducían o ilustraban los manuscritos y los textos que eran empleados en los oficios religiosos. Para explicar la realidad cotidiana el hombre medieval buscó explicaciones sobrenaturales y explicaciones religiosas.

De todos los reinos que los invasores germánicos fundaron en Europa occidental, se destacó por su importancia el de los francos.
El feudalismo
El feudalismo tuvo su origen en la costumbre que tenían los reyes germanos de recompensar a sus mejores guerreros con la posesión de una parte del territorio conquistado. Las tierras que se entregaban se denominaban "feudos".
En esos tiempos, comenzaron a producirse las invasiones de los nor¬mandos, guerreros que desde el norte de Europa penetraban por los ríos, saqueaban las tierras y sembraban el terror. Los habitantes tenían que pedir refugio en los castillos vecinos; los señores feudales les daban protección, pero, a cambio de ello, los campesinos libres debían entregar sus tierras y convertirse en vasa/los del señor.
La debilidad de los reyes que sucedieron a Carlomagno permitió a los condes y marqueses transformarse en verdaderos soberanos de sus feu¬dos y ejercer una gran autoridad: acuñaban moneda, tenían ejércitos, administraban justicia y fijaban impuestos. El poder de los reyes quedó muy reducido.
La propiedad sobre las tierras dio lugar a continuas luchas entre los señores feudales, por lo que la guerra fue su ocupación fundamental.
La caballería. Fue una institución propia de la Edad Media. Los caballeros asumían el compromiso de respetar a la mujer, proteger a los débiles y defender la justicia. Para ingresar en la caballería, los jóvenes de la nobleza empezaban como pajes al servicio de un caballero para aprender las normas de cortesía. Luego eran nom¬brados escuderos y aprendían el oficio de las armas. Más tarde eran armados caballeros en una ceremonia solemne.
La Sociedad Feudal
¿Qué fue el Feudalismo?
Fue un sistema político, social y económico que se desarrolló en gran parte de Europa Occidental desde fines del Siglo IX hasta fines del siglo XII. .
¿Cómo estaba dividida la Sociedad?
Por aquel entonces no había clases sociales sino estamentos, es decir no había movilidad social y el que nacía pobre moría pobre. Estos tres estamentos eran los Caballeros (los que luchaban) los sacerdotes (los que rezaban) y los campesinos (los que trabajaban). Los campesinos eran el sostén económico de los sacerdotes y los caballeros. Este orden se suponía que era divino y que Dios lo había querido así, así que el que se oponía a este orden "se oponía a Dios".
¿Cómo eran los Castillos Feudales?
Se construían en lo alto de las montañas para poder vigilar la zona y controlar los trabajos de los campesinos y los posibles ataques de los enemigos. Casi todos tenían una muralla exterior defensiva y otra interior. Entre las dos murallas había un patio que servía de refugio en caso de ataque.
¿Qué era el vasallaje?
Era un contrato que se establecía entre el señor y sus subordinados por el cuál se establecían obligaciones mutuas. Por lo general el señor se comprometía a velar por la vida de sus vasallos y éstos a obedecerle y proveerlo de alimentos y servicios personales que incluían acompañarlo en la guerra.
¿Quiénes eran los siervos?
La mayoría de la población de la sociedad feudal estaba compuesta por siervos, es decir campesinos sometidos a servidumbre que no eran libres de elegir a su señor o de trasladarse a otro castillo. Debían cultivar las tierras del señor o de la iglesia y pagar impuestos o diezmos según el caso.
¿Cómo y porqué terminó el feudalismo?
Este sistema cerrado tenía sentido en tanto la gente se sintiera en peligro frente a las continuas invasiones de diversos pueblos. Así fue en la época de su florecimiento, pero cuando cesaron las invasiones y la gente se sintió segura comenzó a querer salir del aislamiento a que la sometían los señores. Así surgieron los Burgos, pequeñas aldeas que rodeaban a los castillos feudales pobladas por artesanos y comerciantes que practicaban una economía libre en la que la moneda y los productos circulaban con fluidez. Surgieron así los gremios de artesanos y comerciantes que fueron adquiriendo el poder suficiente como para competir y derrotar al sistema feudal. Los señores debieron salir del aislamiento y reconocer los derechos de los Burgos y de sus habitantes: los burgueses.

La vida en la sociedad feudal
En esta época, los países europeos se poblaron de castillos y monaste¬rios. El castillo era la vivienda y la fortaleza del señor feudal.
En algunas ocasiones, los artesanos, comerciantes y campesinos insta¬laban sus viviendas alrededor del castillo, A veces, el conjunto se rodeó con una nueva muralla. De esta manera se constituyeron villas, muchas de las cuales se transformaron después en ciudades.
Los señores competían en torneos o combates simulados y realizaban cacerías con halcones amaestrados. También participaban en grandes banquetes, amenizados por trovadores, prestidigitadores y domadores de fieras.
Los campesinos constituían la mayoría de la población y mantenían con su trabajo a toda la sociedad. La mayor parte eran siervos, es decir, pertenecían a la tierra y eran transferidos con ella al nuevo propietario.
El monasterio. Durante la Edad Media surgieron numerosos monaste¬rios. El primero en Occidente fue fundado por San Benito en Monte Casino (Italia) en el siglo VI. Su orden, la de los benedictinos, estaba sometida a severas reglas de estudio, trabajo, oración y sacrificio.
Más tarde aparecieron nuevas órdenes que también vivían en comuni¬dades. En muchos de estos monasterios se resguardaron las obras grie¬gas y latinas de la antigüedad, salvadas de las invasiones bárbaras. Los monjes las copiaron a mano y conservaron las copias hasta que varios siglos más tarde volvieron a difundirse.
Las universidades. En el siglo XIII surgieron las universidades. Eran asociaciones de alumnos y profesores, reconocidas por papas o reyes En ellas se enseñaba teología, leyes y medicina.
Las Cruzadas
Mientras Palestina estuvo ocupada por los árabes, los cristianos pudie¬ron visitar los Santos Lugares. Pero en el año 1070, los turcos, que habían invadido la región, ocuparon Jerusalén, cerraron los templos cristianos e impidieron la llegada de los peregrinos. Estas noticias conmovieron el espíritu religioso de los pueblos de Europa.
El Papa Urbano 11 comenzó entonces a predicar la Guerra Santa, desti¬nada a reconquistar Jerusalén.
Entre 1096 Y 1270 se realizaron ocho cruzadas. Sólo la primera logró ocupar la ciudad santa, donde se fundaron algunos principados cristianos de corta duración.
Las cruzadas produjeron grandes cambios en Europa:
• Se acrecentó el conocimiento de las artes y las ciencias de los países orientales.
• Se intensificó el comercio con Oriente y se trajeron objetos de lujo: tapices, alfombras, sedas y porcelanas.
• Los señores feudales perdieron sus fortunas en las guerras y cruzadas, y vieron debilitado su poder.
Los expedicionarios que par¬tían a Jerusalén para rescatar el Santo Sepulcro llevaban bordada en sus vestimentas y estandartes una cruz roja. Por eso se llamó Cmwc/as a esas expediciones.
• En ausencia de los señores, las ciudades comenzaron a abaste¬cerse a ::;í mismas, crearon su industria y comercio, y administra¬ron justicia .
• Los habitantes de las ciudades (o burgos), llamados burgueses, se enriquecieron a causa del comercio con Oriente y se liberaron del poder de los señores.
La cultura de la Edad Media
En la primera parte de la Edad Media (siglos V al X) se produjo un retroceso cultural en los pueblos de Europa occidental, pero, a partir del siglo XI, comenzó a registrarse un verdadero despet1ar de las artes y las letras.
El arte. El arte estuvo impregnado de la fe religiosa de la época. La arquitectura, la pintura y la escultura estaban destinadas a rendir culto a Dios e instruir a los fieles, la mayoría de los cuales no sabía leer ni escribir.
Las prácticas religiosas necesitaban templos cada vez más amplios. Así se evolucionó de las iglesias macizas de estilo románico, con muros poco elevados y pequeñas ventanas, a las grandes catedrales de estilo gótico, con elevadas columnas, arcos ojivales, coloreados vitrales y afilados campanarios que se elevaban al cielo.
Las esculturas llenaban los espacios libres en las construcciones y, al igual que en la pintura, no había una preocupación por la belleza de las formas, sino por la expresión de los sentimientos religiosos y el deseo de ilustrar al pueblo sobre la vida de Cristo y de los Santos.
Las letras. El latín, difundido por los romanos en todo su imperio, sufrió la influencia de los distintos idiomas de los pueblos que ocuparon Europa; se dio origen así a las lenguas romances, a partir de las cuales se formaron luego el francés, el español, el portugués y el italiano. La primera obra escrita en castellano es el Poema del Cid, que narra las heroicas hazañas del caballero Rodriga Díaz de Vivar.
Con la decadencia del feudalismo, resurgió el poder de los reyes, que se fueron transformando en monarcas absolutos de sus países. Así, cada nación se organizó en un estado. Este proceso fue muy largo. En los últimos años de la Edad Media se organizaron como estados Francia, Inglaterra, Portugal y España. En cambio, Italia y Alemania continuaron bajo un régimen feudal durante largo tiempo.
El estilo gótico se caracterizó por el arco quebrado en forma de ojiva, delgadas columnas, gran altura de las naves y coloridos vitrales. Con¬tinuando con ciertas modificacio¬nes hasta épocas contemporá¬neas. Izquierda: Catedral de Milán, Italia. Derecha: interior Catedral de La Plata, Buenos Aires.
Actividades
10) Indica los cambios que se produjeron en Europa con posterioridad a las invasiones bárbaras.
11) El Imperio Bizantino o Imperio Romano de Oriente perduró durante
toda la Edad Media:
Nombra al emperador más importante. Explica cuál fue su obra.
Observa las ilustraciones y cita las características del arte bizan¬tino
3°) Completa:
Mahoma predicó una nueva religión llamada Emprendió la "Guerra Santa" para . .
4°) Observa las ilustraciones y señala las características del arte árabe
. 5°) Explica cuál fue el origen del feudalismo.
6°) Copia y completa:
Las Cruzadas fueron expediciones que tuvieron por objeto
Se llamaron Cruzadas porque . Las Cruzadas originaron en Europa los siguientes cambios:
7-cual fue el origen del idioma Español
8°) Ubica en la línea de tiempo estos hechos históricos:
• Caída del Imperio Romano de Occidente.
• Imperio de Carlomagno.
• Nacimiento de Mahoma.
• Ocupación de Palestina por los turcos.
• Toma de Granada por los reyes católicos.
• Toma de Constantinopla por los turcos (caída del Imperio de Oriente).

Características de la edad media
o
ATOMIZACION DEL PODER REAL
Durante la Edad Media se produjeron invasiones -las de árabes, vikingos y magiares- que impusieron un estado de inseguridad los Reyes no pudieron defender a la población de estos nuevos conquista¬dores. Los nobles terratenientes organizaron la defensa de las comarcas y los reyes se vieron obligados a reconocer el poder que aquellos fueron ganando .Como los nobles querían enriquecerse poseyendo más tierras, los reyes les otorgaron el usufructo -el derecho de uso- de las tierras del reino que los nobles habían defen¬dido. Estas tierras comenzaron a llamarse feudos.
.La edad media se caracteriza desde el punto de vista político por el reem¬plazo del poder central .de los reyes- por el poder local de los señores feudales. Los reyes no tenían un ejército nacional ni recursos económicos para defender a sus súbditos Delegaron la defensa de los territorios en los señores locales (duques condes, marque¬ses), quienes aprovecharon sus servicios militares para obtener más independencia. Cada señor organizó un cuerpo de soldados (la hueste) y constrúy6 una fortaleza¬ (el castillo). Al mismo tiempo los señores' transformaron sus dominios en "reinos me¬nores", en donde desempe¬ñaban las funciones públicas, comandaban el ejército, ad¬ministraban justicia, declara¬ban la guerra y podían acu¬ñar .moneda. El título de rey existía, pero sólo tenía características honoríficas:. "el pri¬mero entre los señores de la nobleza". Su poder efectivo se reservaba a las tierras de su dominio personal.
La entrega de estas tierras en usufructo, -los feudos- se hacía mediante una ceremonia en la que el noble terrateniente juraba fidelidad y obediencia a su se¬ñor, el rey. Mediante este contrato los nobles recibían un feudo a cambio de asistir y pro¬teger al rey en caso de guerra; de esta forma el rey dependía de ellos para formar los ejérci¬tos.
Los feudos podían incluir un castillo, los bosques, las tierras y las aldeas que se en¬contraban en ellas, y por supuesto el dere¬cho a explotar el tra¬bajo de los campesi¬nos que las habitaban.
Con el tiempo, los grandes terratenientes otorgaron feudos más pequeños a otros no¬bles menos poderosos mediante el mismo tipo de contrato.
Las modalidades econó¬micas de la Edad Media
La economía de la Alta Edad Media era una economía cerra¬da o de autosuficiencia. El co¬mercio y la vida en las ciudades decayeron. La mayor parte de la población vivía en el campo. Se formaron entonces grandes enti¬dades autosuficientes (que se bastaban a sí mismas)l os seño¬ríos o dominios agrarios, bajo ju¬risdicción de un noble, el señor. El dominio tenía importantes ex¬tensiones que comprendían:
las tierras del señor: las más fértiles, su centro era el castillo (en ocasiones, una aba¬día o una parroquia);
las tierras mansonarias: in¬tegradas por parcelas (mansos) que trabajaban los campesinos.
Los señoríos agrarios eran uni¬dades autosuficientes porque allí se elaboraba desde el pan hasta la vivienda y el vestido. Es decir, todo lo necesario para la supervi¬vencia. Las necesidades se cu¬brían por trueque y prácticamen¬te no se utilizaba la moneda.
La agricultura, principal activi¬dad económica, se realizaba con herramientas y técnicas muy rudimentarias. Para la la¬branza se utilizaban arados de madera, se rastrillaba con ra¬mas y los terrones se deshacían con la-mano. Las viviendas eran poco confortables. No había prácticamente muebles.
En cuanto al régimen de tra¬bajo, existía en esta época la llamada servidumbre de la gle¬ba*. El campesino, es decir, el siervo, tenía la obligación de ejecutar para el señor una serie de trabajos (cultivar sus tierras, reparar la casa, transportar los productos) a cambio de la "pro¬tección" del señor. Por ser una época de escasa población, fue muy importante para los seño¬res conservar los brazos que trabajaban sus dominios, por esa causa impedían a los siervos abandonar las tierras. Los cam¬pesinos no tenían la libertad de dedicarse a otras tareas y trasla¬darse a otras regiones.
Las ciudades en la Europa feudal fueron perdiendo importancia y se fueron despoblando. No desaparecieron del todo, pero perdieron el esplendor que tuvie¬ron en la antigüedad grecorromana. Siguieron existiendo durante todo el Feuda¬lismo pero con muy poca población y con funciones diferentes. Ya no eran cen¬tros de la vida comercial e intelectual, porque el comercio había disminuido enor¬memente y la vida intelectual estaba reducida a los monasterios. En las ciudades sólo quedaban las autoridades eclesiásticas y los monarcas que cada vez tenían menos poder, además de los sirvientes que ambas autoridades empleaban.
La sociedad feudal
La sociedad medieval es una sociedad estamental es decir una sociedad formada por estamentos

El surgimiento del poder señorial
Durante el siglo IX. los territorios del occidente europeo sufriron nuevas invasiones esta vez, las invasiones fueron prota¬gonizadas por pueblos de sarracenos, húngaros y normandos.
Las segundas invasiones tuvieron un impacto muy profundo sobre los pueblos europeos. El saqueo y la destrucción de los poblados hicieron que la vida cotidiana se volviera mucho más insegura. Los ataques de piratas y bandoleros afectaron tam¬bién el comercio, tanto el terrestre como el que se realizaba por mar. Las ciudades fueron abandonadas y otras se transforma¬ron en pequeñas aldeas o pueblos de pescadores. Las zonas ru¬rales experimentaron también una crisis muy aguda. Muchos campesinos desesperados, para evitar que los invasores y sa¬queadores pudieran alimentarse con sus cosechas, huían que¬mando sus cultivos y dejando sus aldeas desiertas. Muchos la¬briegos se agruparon entonces alrededor de los castillos de los grandes señores y solicitaron su protección.
Frente a las invasiones y la imposibilidad de contener las agresiones externas, los reyes fueron perdiendo su poder y ce¬diendo su autoridad a los condes, duques y marqueses más po¬derosos que, en las distintas zonas del Imperio Carolingio, se habían hecho cargo de la defensa de los territorios y la protec¬ción de quienes vivían en ellos.
Estos funcionarios, que tenían bajo sus órdenes bandas de hombres armados, poco a poco, comenzaron a considerar como propios aquellos territorios que les habían sido entregados por el rey para ser gobernados en su nombre. Incluso, comenzaron a transmitidos en herencia a sus descendientes. En los numerosos condados y principados que fueron surgiendo a fines del siglo IX, el poder político, es decir, el ejercicio del gobierno y la toma de decisiones, pasó a estar cada vez más en manos de estos jefes lo¬cales o señores. Sin depender de ninguna autoridad pública, estos señores comenzaron a ejercer el derecho del han, es decir, el dere¬cho de mandar y castigar, de asegurar la paz, de dirigir los ejérci¬tos, de fijar los tributos y las obligaciones de los campesinos.
Aun cuando en muchos lugares del territorio europeo la mo¬narquía logró sobrevivir, a partir del siglo IX su poder quedó muy debilitado. En la nueva organización social, los reyes sólo eran re¬conocidos como uno más, aunque "el primero", entre los señores. Ya no había administración ni impuestos comunes; tampoco ha¬bía justicia aplicada por funcionarios reales.
Los nuevos invasores
En el siglo IX, distintos pueblos invadieron Europa. Desde el norte de África, grupos de piratas sarracenos, de origen árabe, atacaron las poblaciones costeras del sur de Italia y de Francia y las islas del Mediterráneo. Con sus expediciones de saqueo llegaron incluso hasta la ciudad de Roma. Los normandos o vikingos eran pueblos que provenían del extremo norte de Europa, de la zona que se conoce hoy con el nombre de Escandinavia. Estos pueblos guerreros y navegantes saquearon las costas de los mares del norte de Europa. A fines del siglo IX ocuparon la parte norte del actual territorio de Francia, a la que llamaron Normandía; otro grupo llegó, atravesando el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, a las costas de Italia y en el siglo XI estableció un reino en el sur de la península. En esa misma época, los normandos ocuparon el actual territorio de Inglaterra e instalaron un nuevo reino. Los húngaros, provenientes del centro de Asia, atacaron durante los siglos IX Y X las zonas del norte de Italia, del sur de Alemania y de Francia. Saqueaban aldeas y ciudades y asaltaban frecuentemente los caminos. También acostumbraban esclavizar a los miembros de las poblaciones éjtacadas. En muchos casos lograban que diferentes pueblos les pagasen un tributo a cambio del compromiso de no agredirlos.
El contrato feudal: feudo y vasallaje
Mientras el poder de algunos señores se afirmaba, muchos otros no pudieron asegurar la defensa del territorio que controla¬ban y se vieron obligados a buscar la protección de un señor más poderoso y a establecer con él una nueva relación de dependencia.
El señor más importante entregaba a su protegido, que reci¬bía el nombre de vasallo, una porción de tierra o feudo con los campesinos que vivían en ella. El vasallo obtenía de esa tierra los medios para su subsistencia y la gobernaba y administraba en nombre de su señor.
Señor y vasallo establecían un verdadero contrato por el que asumían obligaciones recíprocas. De acuerdo con ese contrato, el vasallo reconocía la superioridad de quien le había otorgado el feudo y adquiría una serie de obligaciones para con su señor, que consistían en prestarle obediencia, serle fiel, ofrecerle consejo y combatir a su lado. El uso de los feudos estaba condicionado por estas obligaciones y servicios debidos al señor. Las relacio¬nes de dependencia que unían a los miembros de los grupos más poderosos de la sociedad que controlaban las tierras, se llamaron relaciones de vasallaje.
La entrega del feudo y el establecimiento del vínculo del vasallaje se realizaban en una ceremonia ritual que tenía dos partes. El homenaje implicaba un juramento de fidelidad y se expresaba en algunos ritos, como poner las manos del vasallo en las del señor. La investidura o entrega de un objeto, como una rama o un puñado de tierra, representaba el otorgamiento del feudo al vasallo.
A partir del siglo IX, el feudo fue la unidad básica de orga¬nización de los territorios y, poco a poco, todos los señores quedaron vinculados por los lazos de vasallaje. Así se formó un sistema jerárquico y una cadena de dependencias que fue¬ron características de la sociedad feudal.
• Hagan un esquema o un dibujo que muestre cómo estaban organizadas las relaciones de vasallaje.
• Luego, respondan a las siguientes preguntas:
• ¿ Cuáles fueron las causas que llevaron a la aparición del vasallaje y la organización de los feudos?
• ¿ Qué quiere decir que en Europa, a partir del siglo XI, se disolvió el poder público?
• ¿Qué diferencias advierten entre la organización política de Europa en la época romana y la de la época feudal?
Las nuevas formas de ejercer la autoridad: relaciones personales y obligaciones recíprocas Entre los griegos y los romanos, el gobierno era considerado una "cosa pública". Es decir, el gobierno se organizaba y se ejercía según unas costumbres y unas leyes, escritas o no escritas, conocidas por todos los interesados. De acuerdo con estas leyes, los gobernados tenían derechos que los gobernantes debían respetar y quienes ejercían el gobierno tenían obligaciones que cumplir. Después de la disolución del Imperio Carolingio, en Europa occidental, el gobierno y la administración dejaron de estar a cargo de funcionarios públicos designados según las normas establecidas. Cuando esto sucedió, el Estado se disolvió y los integrantes de la sociedad con menos posibilidades de defenderse comenzaron a depender de los más poderosos. Así, los señores que disponían de más armas se atribuyeron el derecho de mandar y, por lo tanto, obligaron a quienes dependían de ellos a obedecerlos. Pero quienes obedecían ya no lo hacían porque una ley lo establecía. Obedecían a cambio de la protección que recibían por parte del señor
La sociedad feudal: campesinos y señores
A fines del siglo IX y principios del siglo X, en diversas regio¬nes de Europa comenzaron a producirse cambios fundamen¬tales en las relaciones entre los señores que controlaban las tierras y los campesinos. La inseguridad provocada por las in¬vasiones hizo que los campesinos buscaran también la pro¬tección y ayuda de los señores; muchos, incluso, entregaron sus tierras a cambio de esa protección.
A partir de entonces, muchos campesinos fueron considera¬dos por los señores como siervos. Los siervos mantenían su condición de hombres libres, pero fueron "atados" a la tierra: es decir, no podían dejar la tierra en la que vivían porque se con¬sideraba que formaban parte de ella. Cuando el territorio pasaba a estar a cargo de otro señor, también los campesinos pasaban a depender de este último. Estas relaciones entre los señores y los campesinos fueron llamadas relaciones de servidumbre.
• Los señores obligaban a los campesinos a pagar un tributo.
• Este tributo consistía, fundamentalmente, en entregar una par¬te de los bienes que producían en su parcela; algunas veces,
• también, en la obligación de trabajar para el señor. Los campe¬sinos debían pagar, además, otros tributos para, por ejemplo,poder usar el molino o explotar los bosques.
De esclavos a siervos
Los esclavos que antiguamente residían en la casa del señor y realizaban tareas domésticas y trabajos de labranza en las tie¬rras señoriales fueron, poco a poco, transformándose en sier¬vos. Los señores decidieron otorgar a estos antiguos esclavos una parcela de tierra para hacerla producir. Aunque los señores seguían teniendo autoridad sobre ellos, estos nuevos siervos, en lugar de trabajar todo el tiempo en la reserva, debían procu¬rarse su propio sustento, el de su familia y entregar, como el res¬to de los campesinos, un tributo. De esta manera, los señores ya no tenían que alimentarlos ni mantenerlos.
Los campesinos libres
Si bien la mayoría de los campesinos estaban sujetos a los la¬zos de la servidumbre, en muchas regiones de Europa siguieron existiendo campesinos libres. Los campesinos libres vivían en pequeñas parceÍas que se conocían con el nombre de alodios.• Estas unidades estaban fuera de toda dependencia de un señor y no estaban obligadas a producir para nadie. Los campesinos
. organizaban por sí mismos la administración de sus tierras. Para tomar las decisiones convocaban a asambleas que se ocupaban también de administrar justicia. La comunidad se gobernaba en forma autónoma e imponía obligaciones a sus integrantes. En estas comunidades vivían, además, algunos campesinos sin tie¬rras, quienes para mantenerse trabajaban en la tierra de otros campesinos más prósperos a cambio de un salario o un jornal diario. A veces, también, trabajaban para los señores.
La explotación agrícola en el señorío
Las tierras que estaban bajo el control de un señor conforma¬ban un señorío. En él se desarrollaba una economía de subsistencia, con limitados intercambios y escasa circulación. En el centro del se¬ñorío se encontraba la residencia del señor, que era el lugar desde donde éste controlaba las actividades de los campesinos y ejercía el gobierno. Las familias campesinas se agrupaban en aldeas.
Las mejores tierras del señorío eran explotadas en forma di¬recta por el señor y conformaban la reserva señorial. En el cen¬tro de la reserva, el señor tenía, a menudo, su residencia. En una época de gran inseguridad, los señores más poderosos fortificaron sus viviendas, que se convirtieron en enormes cas¬tillos rodeados de murallas de piedra con torres para defen¬derse de posibles incursiones de invasores o enemigos. Dentro de la reserva había huertas, caballerizas, corrales, talleres, un molino, un horno y algunas pequeñas cabañas que servían para almacenar los alimentos que se producían en las tierras del señor o en las parcelas campesinas.
Las parcelas o mansos eran trabajados por los campesinos, en su mayoría siervos. Los bosques y tierras comunales eran explotados en común por todos los campesinos.
En las aldeas, por lo general, había una parroquia donde se celebraban los oficios religiosos en los que participaban los cam¬pesinos. Las campanas de la iglesia marcaban los tiempos de la oración, organizaban los tiempos del trabajo agrícola y anuncia¬ban otros eventos tales como incendios o posibles ataques.
• ¿ Qué significaba, para un campesino medieval, ser considerado un siervo?
• ¿En qué se diferenciaban las relaciones entre los señores y los campesinos y las que mantenían los señores con sus vasallos? ¿Qué obligaciones y derechos tenían cada uno de estos grupos entre sí?
• Hagan un dibujo que represente la organización interna de un señorío medieval.
LOS CAMPESINOS
La economía campesina
IT-a sociedad feudal se caracterizó por estar organizada sobre la base de una economía campesina, en la cual la mayor parte de la población cultivaba la tierra y criaba animales. Cada familia funcionaba como una unidad de producción.
Durante la Alta Edad Media, la finalidad principal de la actividad económica fue producir lo necesario para la subsistencia. Pero los cam¬pesinos también debieron producir para sostener económicamente a la nobleza guerrera y sacerdotal.' Fue por ello qu~ las economías campesi¬nas debían producir más que-lo que la familia de un campesino necesi¬taba para vivir. Así generaban un excedente de producción que pasaba di¬rectamente a1.sector privilegiado: a los señores feudales guerreros y sa¬cerdotes que no trabajaban la tierra.
La sociedad campesina
Un rasgo importante en la vida campesina fue la asociación de va¬rias familias en comunidades mayores, llamadas aldeas. Alrededor de es¬tas aldeas, que no eran más que rústicas y pobres casas de adobe, se ex-
.. rendían campos abiertos en los que se entremezclaban las franjas de tie¬rra de las diversas explotaciones familiares; en ellas, una vez realizada la cosecha, pastaban los animales. A partir de los límites de las tierras de cultivo se extendían los bosques y baldíos en los que la comunidad rural tenía derecho a recoger leña, nueces, frutos y cazar liebres y conejos ..
Además de los campesinos, en estas comunidades también había personas que realizaban otras actividades. Eran los artesanos. Trabaja¬ban la madera, los metales, el cuero y el barro. Sus trabajos eran usados para la producción agrícola y para la vida cotidiana.
Entre los campesinos el grupo más importante fue el de los siervos de la gleba (de la tierra). Éstos, si bien eran hombres libres -no eran propie¬dad de un señor- estaban sujetos a la tierra del señor, debían trabajarla y no podían abandonarla. Los siervos, por lo tanto, dependían de otros hombres, y se veían limitados de diversas formas.
Las cuatro obligaciones que habitualmente se consideraban prueba de servidumbre eran las siguientes:
• derecho del señor a quedarse con todos los bienes del campesino a su muerte, sobre todo si se trataba de tierras;
• Prohibición de contraer matrimonio fuera del dominio del señor, salvo que fuera autorizado por él; pago de un impuesto o tributo anual, que reflejaba la explotación y sometimiento perpetuo del campesino al señor;
• pago de impuestos por el uso de molinos, hornos y bosques;
• obligación de trabajar gratuitamente en la casa o reserva del señor
EL SIGNIFICADO DEL BOSQUE
Las aldeas estaban rodeadas de bosques. Los bosques tuvieron un doble sentido para el hombre de la Edad Media. Fue un lugar de refu¬gio de salteadores de caminos, de ladrones, brujos y hechiceros.Pero también tuvo otro sentido: era fuente de alimentos. Se podía reco¬ger frutos, cazar y pescar en sus la¬gos; también allí se podía obtener miel, única materia endulzante en una época en que el azúcar se desconocía. Los pastos del bosque sirvieron pa¬ra alimentar a los cerdos. También el bosque proporcionaba la madera para la construcción de casas, utensilios y armas. La madera era, además, el único material para la producción del calor, necesario pa¬ra la preparación de comidas y para la protección de los fríos inviernos.
La propiedad de la tierra
Los campesinos de los tiempos medievales eran capaces de producir lo necesario para su subsistencia sin necesidad de depender de los secto¬res privilegiados. En este aspecto se diferenciaban de los antiguos escla¬vos romanos o griegos que necesitaron de los medios de producción de sus amos (tierra, herramientas, por ejemplo) para sobrevivir.
Si bien la mayoría de los campesinos de la Edad Media poseían tie¬rras, no eran sus propietarios. Los verdaderos dueños de los grandes la¬tifundios fueron la nobleza guerrera y religiosa, es decir, los señores. A lo largo de toda la Edad Media los señores fueron incrementando sus propiedades, a través de donaciones, como en el caso de la Iglesia, o por guerra y matrimonios en los casos de los condes, duques o marqueses.
Cultura teocentrica
La organización de la Iglesia
La iglesia tomó para su organización el modelo de administra¬ción del Imperio Romano. Dividió los territorios en diócesis y puso cada una de ellas en manos de un obispo que, por lo ge¬neral, pertenecía al grupo de los señores feudales. De los obis¬pos dependían los sacerdotes, que integraban el clero secular, dedicado a atender las necesidades espirituales de los fieles. Los obispos ejercían sus funciones religiosas y, al mismo tiem¬po, administraban las tierras eclesiásticas como verdaderos señores feudales. Muchos carecían de una verdadera vocación religiosa y sólo buscaban alcanzar cargos eclesiásticos por la riqueza y el poder que podían brindarles. Los sacerdotes, que integraban el bajo clero, atendían las parroquias y, por lo ge¬neral, compartían las costumbres y la suerte del campesina¬do. Muchos sacerdotes trabajaban la tierra. Al mismo tiempo, dentro del clero se diferenció otro sector compuesto por los llamados monjes, religiosos que habían optado por alejarse del mundo, es decir, del resto de los hombres, para llevar una vida de contemplación y de oración. Los monjes vivían en los monasterios y sus actos debían ajustarse a las normas o "re¬gias" propias de la orden religiosa a la que pertenecían, como, por ejemplo, la obediencia o la austeridad. Estos religiosos construyeron un modelo de cristianismo basado en la medi¬tación, el ascetismo* y la integración de una comunidad fra¬terna. Los monjes constituían el clero regular.
La Iglesia y el poder político
Desde los últimos tiempos del Imperio Romano, la Iglesia cristiana había ido consolidando su poder. Este poder no se limi¬taba sólo a los aspectos espirituales. La Iglesia llegó a conformar un verdadero Estado, liderado por el Papa, que tenía su sede en la ciudad de Roma, Italia. Además de los territorios que confor¬maban los Estados Pontificios, la Iglesia poseía y administraba grandes territorios en otros lugares de Europa y contaba con im¬portantes recursos económicos provenientes de las do naciones y los diezmos* pagados por los fieles. Los obispos y abades se en¬cargaban de administrarlos.
La Iglesia y la cultura
El poder y la influencia de la Iglesia en la Edad Media se de¬bió también al papel que desempeñó en la cultura de la época. Los clérigos eran los únicos que sabían leer y escribir; los mo¬nasterios europeos conservaron las obras de la antigüedad clá¬sica y se convirtieron en centros de producción de libros donde los monjes copiaban, traducían o ilustraban los manuscritos y los textos que eran empleados en los oficios religiosos. A causa de su escaso número, los libros eran considerados bienes de gran valor. El clero también estaba a cargo de la educación. En ; las escuelas anexas a las catedrales, los sacerdotes oficiaban de ~ maestros de lectura, escritura, doctrina cristiana y canto.
LA IMAGEN DEL MUNDO Y LOS HOMBRES DE LA EDAD MEDIA
Para explicar la realidad cotidiana el hombre medieval buscó explicaciones sobrenaturales y explicaciones religiosas. La experiencia y la razón no resultaban en esa época instrumentos suficientes para el co¬nocimiento. Muchos hombres creían que sólo era posible llegar a él mediante el auxilio de la fe.
Durante la Edad Media, en los intentos por explicar el mundo se cruzaban dos tradiciones: la tradición pagana, de origen germano, con sus dragones, sirenas y bosques animados, y la tradición cristiana, según la cual la verdad y el conocimiento último de la realidad sólo se lograba mediante la razón iluminada por la fe.
Sin embargo, ambas tradiciones no tuvieron igual importancia para los hombres de la sociedad feudal. Por lo general, los campesinos fue¬ron los que se aferraron con más fuerza a las viejas creencias paganas, mientras que la nobleza, en su mayoría, adhirió a los principios cristia¬nos.
De este modo, el mago Merlín y Cristo se mezclaban en la imagina¬ción del hombre del Medioevo. Lo sobrenatural parecía ser la única respuesta al origen de las cosas y de la vida.
Pero sería un error suponer que aquellas dos tradiciones transitaron en pie de igualdad la Edad Media. Fueron los valores y creencias cristia¬nos -impulsados por la nobleza laica y eclesiástica- los que predomina¬ron.

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Prof.Mario Raúl Soria

MENDOZA DONDE LA REVOLUCION DE MAYO LLKEGO EN JUNIO



Si nos atenemos a la terminología predominante en los libros de historia, el 14 de julio de 1789 estalló la “Revolución Francesa”, tremendo acontecimiento político, social e institucional que habría de generar una rotunda ruptura del statu quo vigente y que desencadenaría profundos cambios en Europa y en buena parte del mundo.
Sin embargo, hilando más fino, se puede comprobar que en dicha fecha lo que en realidad ocurrió fue un alzamiento virulento del pueblo de París, la capital de Francia, mientras que el resto de la nación fue ajeno a la conmoción ciudadana focalizada, en un primer momento, en la bella e inquieta Ciudad Luz. Es decir, que en aquel inolvidable e irrepetible 14 de julio de postrimerías del siglo XVIII se produjo una revuelta parisina puntual que aún no podía ser definida como “francesa”; la nacionalización del fenómeno vendría a continuación. De hecho, la “Revolución Francesa” fue en realidad, un largo, conflictivo y cruento proceso que, habiendo comenzado con la ya mítica “toma de La Bastilla”, habría de concluir años después con la restauración monárquica.

Análogamente, la confusión entablada entre momento y proceso revolucionario es extensiva a lo que conocen los argentinos desde que se instaló en el calendario la efeméride alusiva a la “Revolución de Mayo”. El derrocamiento del virrey Cisneros, provocado por sectores patriotas de la sociedad porteña, ingresó a la historia como un acontecimiento trascendente que involucró a toda la nación. No obstante esta percepción colectiva que la historiografía ha consagrado, no quedan dudas de que se trató de un movimiento protagonizado, durante aquel 25 de mayo de 1810, por los habitantes más destacados de la ciudad de Buenos Aires. En las décadas siguientes, la conmemoración del magno suceso, tanto en la capital de la República como en las ciudades y los pueblos del interior, se fijó en dicho día y mes. Paradójicamente, dada la vastedad territorial y los precarios medios de comunicación y transporte disponibles a principios del siglo XIX, en el resto del ancho y largo país de los argentinos la denominada “Revolución de Mayo” en forma explícita tuvo lugar en junio, lo que constituye un curioso galimatías no sólo cronológico.

La Revolución de Junio
Vísperas

En 1810 Mendoza era una próspera ciudad comercial de 18.000 habitantes que junto a las localidades de San Juan y de San Luis conformaba la Intendencia de Cuyo, región que fuera puesta bajo la dependencia del gobernador de Córdoba a poco de crearse, en 1776, el Virreinato del Río de la Plata. Con anterioridad, Mendoza había formado parte del Reino de Chile, con cuyo pueblo mantenía fluidas relaciones, tanto económicas como culturales y sociales. Por su parte, la nueva estructura jurisdiccional contribuyó a incentivar los negocios y el tráfico entre los mendocinos y el ya floreciente puerto de Buenos Aires. Por entonces, una tropa de carretas tiradas por bueyes o una recua de mulas cargada de mercaderías y correspondencia demoraba más de dos meses en atravesar la distancia que separa ambas ciudades, a razón de 2-3 leguas de marcha diaria, aunque “reventando caballos” el periplo podía reducirse a 12 o 15 días.



Por ello, no debería sorprender que el 25 de mayo de 1810 en Mendoza, así como en otros tantos lugares del interior proto-argentino, no haya pasado nada digno de mención. Tampoco hubo hechos destacables el 26 ni el 31 de mayo. Recién durante la segunda semana de junio de aquel frío otoño cordillerano, habían llegado rumores dispersos relacionados con la caída del régimen monárquico en la metrópolis española y con la existencia de cierto alboroto cívico en Buenos Aires, la capital virreinal. En tierras andinas, mientras tanto, había que esperar al 13 de junio para que el proceso de transformaciones iniciara su marcha.



En la noche de aquel día 13 arribó a Mendoza un jinete uniformado que traía la noticia oficial de la destitución del virrey y de la formación del primer gobierno criollo en el Río de la Plata. Manuel Corvalán, comandante de fronteras, era el portador de la novedad que fue comunicada de inmediato a las autoridades del lugar. Como es de suponer, la información que había llegado a la hasta entonces apacible villa era fragmentaria e, incluso, contradictoria, dado que el bando emitido por la Junta Provisional, por un lado se hacía cargo de la acefalía del gobierno español producida en la península ibérica y, por el otro, hacía votos de incondicional fidelidad y obediencia al rey Fernando VII, a la sazón cautivo de las tropas napoleónicas, contradicción que -dicho sea de paso- formó parte de la retórica patriótica durante buena parte de la gesta emancipadora.

Desarrollo
Para los mendocinos, la decisión de adherir al flamante gobierno porteño se complicó cuando, desde Córdoba, el gobernador intendente Juan Gutiérrez de la Concha no sólo recomendó desacatar el mandato invocado por la Junta sino que además ordenó al Delegado local que reuniera los efectivos militares con asiento en Mendoza y que los enviara urgente a la ciudad mediterránea. La idea era incorporarlos a la fuerza de represión que preparaban los contrarrevolucionarios para atacar la ciudad-puerto en estado de rebeldía y reponer a la autoridad “legítima”, es decir, al virrey.



Faustino Ansay, Subdelegado de Real Hacienda, Comandante de Armas, de Fronteras y del 1° Regimiento de Caballería de Mendoza, se manifestó de acuerdo con acatar la imperativa instrucción proveniente del gobernador cordobés y, también, con repudiar al movimiento subversivo triunfante en Buenos Aires. Idéntica opinión expresaron el Tesorero provincial, Domingo de Torres y Harriet; el Contador de la Real Hacienda, Joaquín Gómez de Liaño, y los demás funcionarios coloniales del distrito. Para ellos, acostumbrados a terciar en las frecuentes querellas que se entablaban entre cabildantes y vecinos de la zona, resultó una sorpresa mayúscula el toparse con la unánime posición tomada por los 46 ciudadanos más prominentes de Mendoza, quienes, en el Cabildo Extraordinario convocado al efecto para el 23 de junio, exigieron la adhesión al alzamiento cívico consumado en el Río de la Plata y nombraron un diputado para que viajara a la capital del virreinato en calidad de representante regional.



Luego de algunas marchas y contramarchas causadas por las maniobras del núcleo realista que pretendía ganar tiempo para facilitar la contrarrevolución cuya cabeza visible se aglutinaba en Córdoba, el partido patriótico consiguió apoderarse del control militar de la ciudad y destituir, el día 28 de junio, al comandante Ansay que había intentado consumar un golpe militar para revertir la situación. A renglón seguido, Isidro Sánchez de la Maza se hizo cargo de la Comandancia de Armas.



Si bien es indudable que la llegada de Corvalán, primer enviado de la Junta, apuró la iniciación de la “Revolución de Junio”, es dable reconocer que también ejerció notable influencia en el desarrollo de los acontecimientos la problemática interna que atravesaba por entonces la comunidad local; este clima doméstico sirvió de caldo de cultivo propicio para que la chispa rebelde proveniente de Buenos Aires detonara de inmediato. Efectivamente, las “fuerzas vivas” mendocinas -comerciantes, hacendados, profesionales, incluso clérigos- desde tiempo atrás cuestionaban la dependencia, tanto burocrática como política, que las ciudades cuyanas debían mantener con Córdoba, fruto de la reforma borbónica implantada a mediados del siglo XVIII. Que la distante cabecera de la Gobernación-Intendencia ejerciera jurisdicción sobre toda la región de Cuyo, era motivo de frecuentes conflictos y quejas de parte de los mendocinos que aspiraban a obtener la autonomía.



En este contexto, la noticia de la Revolución junto a la promesa anunciada por parte de la Junta Provisional de incorporar delegados provinciales para constituir un gobierno amplio y representativo a nivel nacional, fue apoyada con genuino entusiasmo por los sectores influyentes y por el pueblo llano de Mendoza. Similar actitud, impulsada por motivaciones autonómicas y libertarias de intensidad diversa, pudo observarse en San Juan, San Luis, Santiago del Estero, Catamarca, Salta, Tucumán y, también, en poblaciones del Litoral y la Mesopotamia. Los máximos referentes de dichas provincias, salvo pocas excepciones, se persuadieron de que el movimiento revolucionario abriría la posibilidad de contar con autoridades regionales autónomas que fueran representativas de cada realidad puntual y de su idiosincrasia singular. Es así que, entre mediados de junio y principios de julio de 1810 el interior apoyó el pronunciamiento de los hombres de Mayo con la genuina expectativa de asegurarle a cada distrito una razonable libertad de acción y administración.

Desenlace
Luciendo flamantes jinetas de coronel, Juan Bautista Morón arribó a Mendoza el 10 de julio de 1810 con la misión de reclutar soldados para repeler la asonada realista que, a las órdenes de Santiago de Liniers, el obispo Orellana y el gobernador Gutiérrez de la Concha, se había atrincherado en la provincia de Córdoba. Por las dudas, Morón detuvo a los funcionarios leales a la Colonia que acababan de ser destituidos por el cabildo mendocino; los cargó con pesados grillos y los envió a Buenos Aires en calidad de detenidos. (Uno de ellos, Ansay, vagó durante 12 años por los presidios y los campos de concentración de prisioneros que existían o fueron creados por entonces. A pesar de ello, el tozudo aragonés se consideraba un hombre de suerte, dado que por poco no estuvo en Cabeza de Tigre enfrentando el pelotón de fusilamiento que acabó con la vida de Liniers y los demás complotados).


El día 26 la Junta de Gobierno bonaerense nombró al coronel José Moldes en calidad de Teniente Gobernador de Mendoza, designación que daba por tierra con las cándidas expectativas locales de elegir un gobierno propio. Moldes traía instrucciones terminantes en cuanto a cómo conducir la ciudad de acuerdo a los designios de la autoridad central que, no obstante el “discurso” previo, desestimaba la participación de los lugareños en el manejo de los asuntos públicos. Los mendocinos comprometidos con el cambio en ciernes empezaban a comprender que el proyecto político porteño no suponía el respeto a las autonomías provinciales ni tampoco consentiría la conformación de un órgano colegiado como instancia superior de gobierno.

Epílogo
La Junta Grande recién pudo comenzar a deliberar en Buenos Aires en diciembre de 1810. Desde el principio, el cuerpo colectivo fue el campo de batalla en el cual las facciones en pugna -saavedristas y morenistas- dirimieron sus diferencias. A propósito de la forma de gobierno, los primeros sostenían la necesidad de que este organismo asumiera un rol ejecutivo; los segundos, en cambio, afirmaban que, frente a la situación de guerra que se abatía sobre el país, era necesario contar con un gobierno fuertemente centralizado que fuera lo menos deliberativo posible. Además, decían que los diputados del interior en su mayoría representaban a sectores conservadores comprometidos con el régimen anterior y que, en esta nueva instancia, se debía aceptar el tutelaje de espíritus progresistas y decididos, que venían a ser ellos, la elite porteña.


Al cabo de algunos meses de funcionamiento caótico, un pusch preparado en la capital obligó a disolver la junta ampliada, mientras que los diputados del interior fueron conminados a abandonar la ciudad-puerto y a volver a sus respectivas provincias. A continuación, asumió el gobierno un triunvirato cuya misión principal se orientó a acentuar el proceso de centralización y militarización del poder político iniciado en mayo de 1810.


La esperanzada “Revolución de Junio”, que estalló simultáneamente en diversos lugares de la incipiente república se había malogrado a poco de comenzar y se apagó junto con el mes que la vio nacer. Desde entonces, los argentinos, tanto de Buenos Aires como del Interior, conmemoramos la “Revolución de Mayo”, que es la que triunfó.

“Para Buenos Aires, mayo significa independencia de España y predominio sobre las provincias. Con razón quiere tanto ese día”.

Juan Bautista Alberdi


Pandemias

¿Qué es una pandemia?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece seis fases de alerta pandémica cuando un virus se convierte en una amenaza. De acuerdo con el organismo internacional, una pandemia es un brote epidémico que afecta a todo el mundo. Las pandemias de la gripe son fenómenos poco frecuentes, pero recurrentes. "Típicamente se han producido a intervalos de entre 10 y 50 años a lo largo de la historia. En el siglo XX se produjeron tres pandemias: la de 1918, que provocó unos 40 millones de muertes, la de 1957, en la que murieron más de dos millones de personas, y la de 1968, con cerca de un millón de víctimas", señala la OMS.
Las pandemias de gripe ocurren cuando aparece una cepa nueva de virus contra la cual la mayoría de la gente no tiene inmunidad natural. Los expertos creen que han estado ocurriendo a intervalos regulares desde al menos el siglo XVI.
Los científicos clasifican los virus de gripe según sus proteínas externas: H por hemaglutinina y N por neuraminidasa. Hay 16 tipos H diferentes y nueve tipos N diferentes, pero las cifras diferencian meramente las cepas y no indican mayor severidad.
Como ya se mencionó en el siglo XX hubo tres pandemias de gripe. Funcionarios mundiales de salud están observando cuidadosamente los actuales brotes de gripe porcina en México y Estados Unidos para ver si existe el riesgo de que este virus detone la pandemia siguiente.
Lo que sigue es un vistazo a algunas pandemias ocurridas en el pasado :
- 1918. La pandemia de gripe española que inició en 1918 fue posiblemente el brote más mortal de todos los tiempos. Fue identificada primero en Estados Unidos, pero fue conocida como gripe española porque recibió más atención de los medios en España que en otros países, los cuales estaban censurando a la prensa durante la Primera Guerra Mundial. La gripe de 1918 fue una cepa H1N1 -diferente a la que afecta actualmente a México y Estados Unidos- y atacó mayormente a adultos jóvenes sanos. Los expertos calculan que causó la muerte de entre 40 uy 50 millones de personas en todo el mundo.¡
- 1957. La pandemia de 1957 fue conocida como gripe asiática. Fue causada por una cepa H2N2 y fue identificada primero en China. Hubo dos olas de enfermedad durante esta pandemia; la primera ola atacó principalmente a niños, mientras que la segunda afectó mayormente a ancianos. Esta causó cerca de dos millones de muertes en el mundo.
- 1968. La pandemia más reciente, conocida como gripe de Hong Kong, fue la más leve de las tres pandemias del siglo. Fue detectada primero en Hong Kong en 1968 y se extendió globalmente en los dos años siguientes. Las personas más susceptibles al virus fueron los ancianos. Aproximadamente un millón de personas fallecieron por la pandemia de cepa H3N2.
En 1976, una cepa de influenza porcina comenzó a infectar a las personas en Fort Dix, Nueva Jersey, y preocupó a los funcionarios de salud estadounidenses porque se creía que el virus estaba vinculado con el que provocó la gripe española de 1918. Cuarenta millones de personas fueron vacunadas pero el programa fue interrumpido después de que varios casos del síndrome de Guillain-Barré, un trastorno grave y algunas veces fatal vinculado a algunas vacunas, fueron informados. El virus nunca se movió fuera del área de Fort Dix. La gripe aviaria H5N1 es la amenaza de pandemia más reciente. Apareció por primera vez en 1997 y continuó infectando a los humanos que tenían contacto directo con gallinas. El virus H5N1 o gripe aviar no se propaga fácilmente de una persona a otra. Desde el 2003, el virus H5N1 ha infectado a 421 personas en 15 países y ha provocado la muerte de 257. Ha matado o provocado una matanza selectiva de más de 300 millones de aves en 61 países en Asia, Oriente Medio, Africa y Europa.
En todo caso, las autoridades del organismo mundial han insistido en que aún se pueden minimizar los efectos de este brote de gripe porcina, pese a que ya se ha verificado su transmisión de persona a persona. En qué consiste cada fase:Fase uno: El virus de la influenza circula entre animales y no se reporta la transmisión a humanos. Fase dos: El virus presente en animales domésticos y salvajes infecta a los humanos, por lo que se considera que una pandemia se puede desarrollar. Fase tres: Grupos pequeños de personas adquieren la infección. El contagio entre humanos ocurre de forma limitada y bajo circunstancias específicas. Sin embargo, el hecho de que el virus se transmita entre personas no necesariamente significa que causará una pandemia. Fase cuatro: Se verifica la transmisión entre personas y el virus causa brotes de la enfermedad en comunidades. En esta etapa aumenta el riesgo de que se desate una pandemia, pero no necesariamente significa que sea inminente. Fase cinco: Se caracteriza por el hecho de que el virus se esparce entre humanos en al menos dos países de una misma región del mundo. La declaración de esta fase es un mensaje claro de que la pandemia es inminente y que el tiempo para que se implementen medidas para mitigar la infección es breve. Fase seis: Ocurre la pandemia, es decir, la enfermedad está presente en distintas regiones del mundo. En la fase siguiente, que se genera después de que el virus alcanzó su punto máximo, los niveles pandémicos de la enfermedad se reducen. No obstante, es incierto si se producirán nuevas oleadas de la enfermedad. En el período posterior a la pandemia, la influenza retorna a los niveles normales de la gripe estacional. Se trata de la etapa de recuperación.


Influenza mortal: Mendoza ya lo vivió

En 1918 la fiereza de la gripe española conmovía al mundo. Llegó a la provincia, cobrándose 300 vidas. ¿Qué pasó ayer con esta epidemia? ¿Qué puede pasar mañana?

Desde el extranjero, varios individuos llegaron a la provincia de Mendoza y se alojaron en la casa de unos parientes españoles que vivían en la ciudad. A los pocos días, los viajeros comenzaron a sentir síntomas de decaimiento, fiebre muy alta y mucha tos. Con el correr del tiempo, la situación de los enfermos era cada vez más grave. Este cuadro virósico se extendió a los vecinos y la enfermedad comenzó a propagarse con rapidez entre los habitantes.

Los diarios informaban que existía una epidemia en España y que había cobrado gran cantidad de víctimas.

El gobierno de la provincia tomó medidas sanitarias y llamó a los mejores facultativos para detectar cuáles eran las causas de la epidemia.

Desde el ente de salud señalaron que se trataba de un virus denominado influenza H1N1 y que si no se tomaban acciones profilácticas inmediatas podría causar la muerte de gran parte de la población.

Esta historia se desarrolló a mediados de 1918, pero tiene mucha actualidad, desgraciadamente, al compararla con la reciente epidemia de “gripe porcina” o “mexicana” que está causando centenares de muertos en el país azteca y que amenaza extenderse. Entonces, ¿qué pasó ayer, qué puede pasar mañana?

El mundo afiebrado

Corría 1918 y la Primera Guerra Mundial estaba a punto de finalizar, pero comenzaba una nueva batalla; ahora contra el virus H1N1.

Esta epidemia, mal llamada “gripe española”, tuvo su primer caso en Kansas, Estados Unidos, el 4 de marzo de ese año. Por entonces el virus sólo causaba una dolencia respiratoria leve, aunque muy contagiosa, como cualquier gripe. En abril ya se había propagado por toda Norteamérica, y había cruzado el Atlántico para instalarse en Europa con las tropas americanas.

En Francia el mismo virus se extendió principalmente en la ciudad de Brest. Ya se sabía que causaba neumonía con rapidez y, a menudo, la muerte, sólo dos días después de los primeros síntomas.

Luego pasó a España en donde se contagiaron millones de personas. Era imparable. Los brotes se extendieron a casi todas las partes habitadas del mundo, empezando por los puertos y propagándose por las carreteras principales. Sólo en India hubo 12 millones de muertos.

Argentina no escapó del flagelo: en nuestro país se registraron más de 4.000 muertos.

Al finalizar la primera guerra (1914-1918) murieron nueve millones de personas. La gripe española de ese mismo año acabó con la vida de 40 millones. Fue la peor de las tres epidemias mundiales de gripe del siglo XX (1918, 1957 y 1968) y, de hecho, la peor pandemia de cualquier tipo registrada en la historia.

¿Cómo se vivió en Mendoza?

Los pobladores de nuestra ciudad y algunos departamentos empezaban a enfermarse de esta “grippe”-como se escribía en aquel tiempo- contagiándose súbitamente, pero la respuesta de las autoridades sanitarias de la provincia fue inmediata y muy eficiente. Es probable pensar que estaban no muy lejanos los ingratos recuerdos de la epidemia del cólera producida a fines del siglo XIX.

Sin embargo, las autoridades nacionales no habían tomado ninguna decisión para atacar esta pandemia, ya que el gobierno nacional estaba pensando en los próximos comicios electorales.

Esto causó el desagrado de los funcionarios locales.

Todos los días, más y más personas se enfermaban y la asistencia pública no daba abasto con los enfermos que llegaban para internarse. Los más graves eran trasladados a las llamadas casas de aislamiento en donde se les asistía intensivamente.

Los focos de mayor infección se habían ubicado en las calles Chile, General Paz, Godoy Cruz hasta Barcala. También se tenían noticias de que en los departamentos de Luján y de General Alvear la epidemia se había cobrado gran cantidad de vidas.

Ni el gato quedó en la calle

Fue tal el contagio masivo que hasta los principales miembros del gobierno estaban enfermos, pero no por eso dejaron de ejecutar acciones para frenar la “gripe española”. En la ciudadanía cundió el pánico pero, inmediatamente, el entonces director de salud, doctor Eduardo Teseire, ordenó el cierre de la frontera con Chile y formar un cordón sanitario en la localidad de Las Cuevas.

También se decretó la suspensión de las actividades escolares por varias semanas. Se suprimieron las actividades recreativas y públicas, ordenándose el cierre de teatros, confiterías y cines. Por ordenanza municipal se tomaron las precauciones para que los vendedores de carnes, verdura y otros alimentos, cumplieran al máximo con la higiene.

Además se desinfectaron los templos de la ciudad y se pidió a los fieles que no concurrieran masivamente a las iglesias por el contagio de la enfermedad. Hasta se suspendieron los partidos de fútbol, que en aquel momento comenzaban a ser una pasión para los mendocinos.

Las calles de la ciudad estaban desiertas, no había tranvías, los negocios estaban cerrados y se veía muy pocos carros transitando las avenidas.

La poción salvadora

En aquel momento no existían los barbijos, ni guantes de látex, ni gel para prevenir este virus.
Tampoco había un medicamento que pudiera curar la enfermedad, como hoy es el caso del oseltamivir, comercialmente llamado Tamiflu.

Solamente los facultativos recetaban un medicamento a base de esencia de canela y alcohol que debían dar al paciente, en una cucharita, disuelto en agua azucarada cada tres horas. Habían otras pócimas salvadoras que vendían las farmacias de la ciudad.

Como toda epidemia, con las medidas tomadas y con el tiempo, fue decreciendo. Poco a poco, la población comenzó a recuperarse de aquella gripe. Lo que no se publicó entonces fue que, al menos, 300 mendocinos fallecieron.

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